viernes, 24 de abril de 2015

Depresión Infanto-Juvenil

 

La depresión infanto-juvenil se caracteriza por un cambio persistente del compartamiento del niño que consiste en una disminución de la capacidad de disfrutar de los acontecimientos, de comunicarse con los demás. La cual se suele acompañar con cambios en el rendimiento escolar y diferentes acciones de protesta.

El comportamiento de los niños bajo una depresión, es diferente al de los adultos.

Características que los cuidadores deben de tener en cuenta para sospechar sobre una posible depresión infantil:


  • Aparición de tristeza persistente acompañada de lloriqueo y/o llanto excesivo.
  • Irritabilidad, el niño ha comenzado a irritarse cada vez más fácilmente por aspectos en los que antes no se producía irritación. 
  • Anhedonia, es decir, pérdida de placer por las actividades que le gustaban.
  • Baja autoestima.
  • Aislamiento social, no se relaciona como se relacionaba antes en los diferentes contextos (en el colegio, parque, con la familia, etc).
  • Cambios en el sueño (Ejemplos: le cuesta más que antes dormirse, se levanta muy tarde, madruga demasiado... Todo ello comparándolo con los hábitos de sueño que el niño solía tener).
  • Cambios en el apetito. No tiene ganas de comer, come en exceso, etc.
  • Hiperactividad o falta de energía. Notamos al niño mucho más agitado de lo que era o lo notamos muy apagado.
  • Quejas frecuentes de dolores, principalmente dolores de cabeza o estómago. 
  • Concentración deficitaria y deterioro en el rendimiento académico.

Cabe destacar que no se deben de cumplir todas las características anteriormente nombradas para diagnosticar de depresión infantil.
Si los padres/tutores/profesores comienzan a observar conductas de este tipo en el niño, las cuales no se producían en él anteriormente, es aconsejable acudir a un profesional.



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