sábado, 25 de junio de 2016

Trastorno de conducta


El trastorno de conducta está definido por el conjunto de problemas graves para controlar las emociones y comportamientos. Se constituye como un patrón persistente y repetitivo.(*)


A continuación, se exponen algunas de las características que nos pueden hacer pensar que nuestro hijo presenta este trastorno:


  • Agresión a personas y/o animales
  • Hurtos
  • Engaños o mentiras
  • Destrucción de objetos
  • Incumplimiento de normas sociales y/o familiares
  • Rasgos de emocionales negativos
  • Bajo autocontrol (ejemplo: irritabilidad, ira, inestabilidad emocional...)
  • Dureza e insensibilidad afectiva (falta de empatía, afecto superficial, ausencia de sentimiento de culpa).

En caso de tener sospechas de que nuestro hijo puede presentar este problema debemos de acudir a un profesional que pueda ratificarlo y posteriormente trabajar con el niño y la familia.

La familia es fundamental en estos casos, ya que muchas conductas de los niños suelen estar mantenidas por comportamientos inadecuados de los padres.

Algunos de estos comportamientos que mantienen el trastorno de conducta son los siguientes:
  • Reforzamiento accidental de conducta inadecuadas (ejemplo, niño pequeño que tira del pelo a su madre y esta le ríe la gracia)
  • Ausencia de reforzamiento en conductas positivas (tendemos a decir solo lo que hacen mal y no lo que hacen bien)
  • Críticas frecuentes ("eres un vago", "eres tonto", "eres malo"...)
  • Falta de afecto
  • Pocas interacciones con los hijos
  • Ceder siempre ante todas las demandas de los hijos (debemos de poner límites a las demandas de los niños para que estos aprendan que no todo lo que quieren pueden conseguirlo)





(*) Cabe destacar que a pesar de que lo denominemos Trastorno de Conducta, no debemos de caer en el etiquetamiento, es decir, esta es simplemente una forma profesional de denominar un patrón comportamental. Por ello, no debemos de pensar que nuestro hijo está "enfermo", ni hacerle consciente de esto.
El etiquetamiento solo fomenta las características negativas del niño, creyéndose este que es así realmente y perjudicando el desarrollo y cambio del mismo.


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